Algo se habia destapado en su estructura material de hombre firme, cuando se sumergía en el delirio.
Pero toda aquella realidad no le causaba ninguna inquietud; al contrario, era feliz allí, solo con su soledad. Abrió los ojos y sonrió, ya nada le importaba, sintió esa satisfacción que dentro de su alma un perro grande se había puesto a menear la cola.
Se acostumbró a vivir en una sola dimensión...