viernes, 17 de octubre de 2014

LacanPoe


 El presente escrito versa sobre una relación que podríamos establecer entre lo que Lacan plantea en el Seminario seis sobre el deseo y un relato (siniestro) del escritor y poeta Edgar Allan Poe llamado “el gato negro”.
Este relato se inscribe dentro de sus textos denominados como “horrorosos” ya que comienza siendo una confesión escrita, por el propio protagonista de los hechos, de ciertos episodios domésticos en la vida del mismo. Hechos que lo han llevado a prisión y a la muerte debido a esas causas.
Brevemente, el relato cuenta la historia de un hombre que durante su historia se destacó por la docilidad y bondad en su carácter, y cito “La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros”.
Relata que sentía un gusto y unos placeres especiales por los animales, y que sus padres siempre lo dejaban tener varias mascotas en su casa.
Cuenta que se casó joven y tuvo la alegría de compartir con su mujer esta adoración por los animales. Lo que condujo a que compren pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato llamado Plutón (el que se había convertido en su camarada y favorito).
Aquí se presenta un quiebre en el relato, ya que el protagonista cuenta cómo con los años venideros su temperamento y carácter se alteraron radicalmente por culpa del “demonio”. Este demonio del que habla es su “enfermedad del alcohol” que lo volvía cada vez mas loco.
Esto lo llevo a infligirle violencias a su mujer y cierto rechazo para con el gato negro.  
Se podría decir que esos deseos descritos por él como perversos se habían mantenido a raya durante toda su vida, hasta ese punto donde la ruptura se hizo presente y llevo a cabo las violencias físicas contra el gato(al que le terminó sacando un ojo con un cortaplumas).

“Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, alce en los brazos al gato y me mordió ligeramente la mano. Se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo.”

Luego el protagonista hace una descripción de esa perversidad, diciendo que es uno de los impulsos primordiales del corazón humano. Deseos que lo llevaron a el ahorcamiento del gato en el jardín contiguo a su casa.
Cuenta, luego, que una noche su casa fue víctima de un incendio y todas sus pertenencias quedaron en la ruina salvo por una imagen del gato con una soga alrededor de su cuello que el autor dice ver en su habitación junto con las palabras “extraño” y “curioso” (el fantasma del gato lo persiguió durante meses).
El relato continúa, diciendo que el protagonista encuentra otro gato en uno de los bares al que concurría habitualmente. Lo adopta como mascota pero con el correr del tiempo sintió que ya no soportaba mas su presencia, lo odiaba.

“De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los mas horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso apoyado eternamente sobre mi corazón.”

Esta situación produjo que todo lo bueno quedara por fuera del protagonista y terminó por intentar matar al gato. Hecho que su mujer impidió.
Ante este impedimento, el protagonista tomó el hacha y se la clavó a su mujer en su rostro dándole muerte. Acto seguido, decidió esconder el cadáver en las sólidas paredes del sótano.
El autor describe cómo el alivio corrió por sus venas y cuenta cómo la policía no había podido descubrir el cuerpo de su mujer tan astutamente escondido.
Para finalizar, el protagonista cuenta cómo en la última inspección policíaca, ya retirándose de su domicilio, él mismo los invita a inspeccionar las paredes alegando que “tienen una gran solidez” (en un intento por decir algo con suma naturalidad y espontaneidad).
Ante este acto, la pared de concreto se desmorona descubriendo el cadáver de su mujer detrás de ella y condenando al sujeto a prisión.

Lo que puede extraerse para realizar un abordaje lacaniano del texto de Poe son algunas cuestiones ligadas al deseo del protagonista, al acto o actos llevados a cabo en función de las muertes, cómo el fantasma del sujeto se va modificando a través de la historia y la cuestión de su adicción al alcohol que en definitiva él mismo la denomina como “enfermedad demoníaca”.
Puede decirse que desde un comienzo de la historia el protagonista se presenta como amable y amoroso tanto con su esposa como con sus mascotas, en especial con el gato.
Inmediatamente, hay un giro en su percepción de la realidad, realidad fantasmàtica que lo hace pensar que el gato lo mira con cierta intención, lo juzga, lo persigue, etc. Esta cuestión hace que sienta para con el gato cierto rechazo.
A la vez que rechaza aquello que mas amaba como son su gato y su esposa, el protagonista va dando lugar a la emergencia de su deseo, su deseo verdadero, “perverso” tal como él lo define.
Se plantea, desde Lacan, a ese deseo como aquello que se desplaza constantemente, esa cosa que emerge en un instante y desaparece en el siguiente. Ese deseo que solo puede articularse en función de una cadena de significantes, y puesto en escena solo a través del fantasma que lo soporta.
En el caso de este relato, puede verse cómo el protagonista comienza por verbalizar los insultos hacia su esposa y mascota, para luego pasar al acto y terminar por darle muerte a los dos.
Podemos decir que la captación de la realidad por parte del protagonista se va tiñendo de un lenguaje que el percibe como persecutorio, insoportable, un Real que lo confronta con su propia muerte si no hace nada al respecto.
Un ejemplo de esto es esa misma realidad en con respecto al nuevo gato adoptado al comienza a denominar como “cosa”, “bestia”, “aliento insoportable”, “posado sobre su corazón”.
La cuestión del fantasma es importante ya que va determinando sus actos, es la realidad en la que todo sujeto se mueve y soporta su deseo. Es aquello que mas le sirvió a su deseo para manifestarse tan salvajemente y realizarse.
El protagonista se siente “desfallecido” como sujeto en el momento en que la embriaguez (el objeto alcohol) ya no puede “tapar” ese agujero. Esto produce un quiebre en el protagonista, una ruptura que emerge en angustia.
Podríamos decir que el sujeto se castra en este sentido y logra la realización de ese deseo, deseo verdadero en él.
Es, en definitiva, el Otro el que lo habilita para esta transformación, para este corrimiento de posición. Y es en relación a éste Otro que el sujeto repite y confirma su deseo verdadero (esto puede verse en el encuentro con otro gato que le sirve para confirmar su posición como sujeto).
Se puede decir que el fantasma es en tanto que el sujeto está privado de algo de sí mismo que ha tomado valor de significante incluso de su alienación (alienado al alcohol por ejemplo), es en tanto que está en esta posición que un objeto particular deviene objeto de deseo.
Por último, cabe destacar el gran final que tiene el relato. En él, el protagonista se encuentra en una situación bastante extraña ya que esconde a su mujer porque tiene la intención de que la policía no descubra sus actos.
Sin embargo, antes de que los oficiales se retiren, él mismo los invita a que observen la “solidez de la pared”. Hecho que hace que la pared se caiga y se lo condene por el homicidio.
Se puede decir, entonces, que el deseo del protagonista pasa por hacerse ver y reconocer como autor del hecho y no por el anhelo de seguir libre. Pasa por transgredir la ley y mostrarse frente a los policías, o mejor dicho, un acto realizado para el Otro.
Un acto que le permite ser introducido nuevamente en una cadena significante como sujeto, haciéndose responsable(inconscientemente) de ese deseo decidido que lo mueve al acto(y no dudoso).


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Puedo citar a Lacan cuando dice que “la verdad del deseo es por sí misma una ofensa a la autoridad de la ley”.