El
presente escrito versa sobre una relación que podríamos establecer entre lo que
Lacan plantea en el Seminario seis sobre el deseo y un relato (siniestro) del
escritor y poeta Edgar Allan Poe llamado “el gato negro”.
Este
relato se inscribe dentro de sus textos denominados como “horrorosos” ya que
comienza siendo una confesión escrita, por el propio protagonista de los
hechos, de ciertos episodios domésticos en la vida del mismo. Hechos que lo han
llevado a prisión y a la muerte debido a esas causas.
Brevemente,
el relato cuenta la historia de un hombre que durante su historia se destacó
por la docilidad y bondad en su carácter, y cito “La ternura que abrigaba mi
corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis
compañeros”.
Relata
que sentía un gusto y unos placeres especiales por los animales, y que sus
padres siempre lo dejaban tener varias mascotas en su casa.
Cuenta
que se casó joven y tuvo la alegría de compartir con su mujer esta adoración
por los animales. Lo que condujo a que compren pájaros, peces de colores, un
hermoso perro, conejos, un monito y un gato llamado Plutón (el que se había
convertido en su camarada y favorito).
Aquí
se presenta un quiebre en el relato, ya que el protagonista cuenta cómo con los
años venideros su temperamento y carácter se alteraron radicalmente por culpa
del “demonio”. Este demonio del que habla es su “enfermedad del alcohol” que lo
volvía cada vez mas loco.
Esto
lo llevo a infligirle violencias a su mujer y cierto rechazo para con el gato
negro.
Se
podría decir que esos deseos descritos por él como perversos se habían
mantenido a raya durante toda su vida, hasta ese punto donde la ruptura se hizo
presente y llevo a cabo las violencias físicas contra el gato(al que le terminó
sacando un ojo con un cortaplumas).
“Una
noche en que volvía a casa completamente embriagado, alce en los brazos al gato
y me mordió ligeramente la mano. Se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no
supe lo que hacía. Fue como si la raíz de
mi alma se separara de golpe de mi cuerpo.”
Luego
el protagonista hace una descripción de esa perversidad, diciendo que es uno de
los impulsos primordiales del corazón humano. Deseos que lo llevaron a el
ahorcamiento del gato en el jardín contiguo a su casa.
Cuenta,
luego, que una noche su casa fue víctima de un incendio y todas sus
pertenencias quedaron en la ruina salvo por una imagen del gato con una soga
alrededor de su cuello que el autor dice ver en su habitación junto con las
palabras “extraño” y “curioso” (el fantasma del gato lo persiguió durante
meses).
El
relato continúa, diciendo que el protagonista encuentra otro gato en uno de los
bares al que concurría habitualmente. Lo adopta como mascota pero con el correr
del tiempo sintió que ya no soportaba mas su presencia, lo odiaba.
“De
día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora
a hora de los mas horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso
apoyado eternamente sobre mi corazón.”
Esta
situación produjo que todo lo bueno quedara por fuera del protagonista y terminó
por intentar matar al gato. Hecho que su mujer impidió.
Ante
este impedimento, el protagonista tomó el hacha y se la clavó a su mujer en su
rostro dándole muerte. Acto seguido, decidió esconder el cadáver en las sólidas
paredes del sótano.
El
autor describe cómo el alivio corrió por sus venas y cuenta cómo la policía no
había podido descubrir el cuerpo de su mujer tan astutamente escondido.
Para
finalizar, el protagonista cuenta cómo en la última inspección policíaca, ya
retirándose de su domicilio, él mismo los invita a inspeccionar las paredes
alegando que “tienen una gran solidez” (en un intento por decir algo con suma
naturalidad y espontaneidad).
Ante
este acto, la pared de concreto se desmorona descubriendo el cadáver de su
mujer detrás de ella y condenando al sujeto a prisión.
Lo
que puede extraerse para realizar un abordaje lacaniano del texto de Poe son
algunas cuestiones ligadas al deseo del protagonista, al acto o actos llevados
a cabo en función de las muertes, cómo el fantasma del sujeto se va modificando
a través de la historia y la cuestión de su adicción al alcohol que en
definitiva él mismo la denomina como “enfermedad demoníaca”.
Puede
decirse que desde un comienzo de la historia el protagonista se presenta como
amable y amoroso tanto con su esposa como con sus mascotas, en especial con el
gato.
Inmediatamente,
hay un giro en su percepción de la realidad, realidad fantasmàtica que lo hace
pensar que el gato lo mira con cierta intención, lo juzga, lo persigue, etc.
Esta cuestión hace que sienta para con el gato cierto rechazo.
A
la vez que rechaza aquello que mas amaba como son su gato y su esposa, el
protagonista va dando lugar a la emergencia de su deseo, su deseo verdadero,
“perverso” tal como él lo define.
Se
plantea, desde Lacan, a ese deseo como aquello que se desplaza constantemente,
esa cosa que emerge en un instante y desaparece en el siguiente. Ese deseo que
solo puede articularse en función de una cadena de significantes, y puesto en
escena solo a través del fantasma que lo soporta.
En
el caso de este relato, puede verse cómo el protagonista comienza por
verbalizar los insultos hacia su esposa y mascota, para luego pasar al acto y
terminar por darle muerte a los dos.
Podemos
decir que la captación de la realidad por parte del protagonista se va tiñendo
de un lenguaje que el percibe como persecutorio, insoportable, un Real que lo
confronta con su propia muerte si no hace nada al respecto.
Un
ejemplo de esto es esa misma realidad en con respecto al nuevo gato adoptado al
comienza a denominar como “cosa”, “bestia”, “aliento insoportable”, “posado
sobre su corazón”.
La
cuestión del fantasma es importante ya que va determinando sus actos, es la
realidad en la que todo sujeto se mueve y soporta su deseo. Es aquello que mas
le sirvió a su deseo para manifestarse tan salvajemente y realizarse.
El
protagonista se siente “desfallecido” como sujeto en el momento en que la embriaguez
(el objeto alcohol) ya no puede “tapar” ese agujero. Esto produce un quiebre en
el protagonista, una ruptura que emerge en angustia.
Podríamos
decir que el sujeto se castra en este sentido y logra la realización de ese
deseo, deseo verdadero en él.
Es,
en definitiva, el Otro el que lo habilita para esta transformación, para este
corrimiento de posición. Y es en relación a éste Otro que el sujeto repite y confirma
su deseo verdadero (esto puede verse en el encuentro con otro gato que le sirve
para confirmar su posición como sujeto).
Se
puede decir que el fantasma es en tanto que el sujeto está privado de algo de sí
mismo que ha tomado valor de significante incluso de su alienación (alienado al
alcohol por ejemplo), es en tanto que está en esta posición que un objeto
particular deviene objeto de deseo.
Por
último, cabe destacar el gran final que tiene el relato. En él, el protagonista
se encuentra en una situación bastante extraña ya que esconde a su mujer porque
tiene la intención de que la policía no descubra sus actos.
Sin
embargo, antes de que los oficiales se retiren, él mismo los invita a que
observen la “solidez de la pared”. Hecho que hace que la pared se caiga y se lo
condene por el homicidio.
Se
puede decir, entonces, que el deseo del protagonista pasa por hacerse ver y
reconocer como autor del hecho y no por el anhelo de seguir libre. Pasa por
transgredir la ley y mostrarse frente a los policías, o mejor dicho, un acto
realizado para el Otro.
Un
acto que le permite ser introducido nuevamente en una cadena significante como
sujeto, haciéndose responsable(inconscientemente) de ese deseo decidido que lo
mueve al acto(y no dudoso).
***
Puedo
citar a Lacan cuando dice que “la verdad del deseo es por sí misma una ofensa a
la autoridad de la ley”.