lunes, 21 de marzo de 2016

Un Padre y su Nada


Una experiencia. Fue una experiencia extraña, no sé cómo pero me sentí atravesado por lo que ocurría en el escenario, esa nada misma que también afectaba a los personajes.
La obra: El Padre. Un sujeto al que poco a poco le van desapareciendo las palabras, un sujeto al que le cuesta mucho seguir sujeto a un discurso "coherente". Pero, yo me preguntaba: ¿Cual discurso lo es?¿Que quiere decir ser coherente?¿correcto?¿estable?
Podía pensar que le servía para tener un lazo social, estar involucrado en su familia. Pero él ya no reconocía nada de eso, se preguntaba una y otra vez de qué se trataba su mundo, qué quería decir eso que le decían que le habían dicho.
Cómo podría pensar la realidad de éstos personajes. Porque, en definitiva, me pregunto por la realidad misma, mi realidad; ¿es mía?¿Que pasaría si estoy equivocado?¿Estoy?
Andrés (El Padre) ya no estaba ahí, o por lo menos pensé que lo que quedaba era un resto, una sombra de lo que alguna vez fue. Pero todos somos un resto, uno de otro, del Otro.
Me sentí en un sueño, uno del que no quería despertar, ¿Por que?.
Desde la cuarta fila del salón, no pude responder esa pregunta. Aun que quizá eso solo sirva como pregunta. Volví sobre mis pies; el protagonista habla de la realidad como un árbol al que, con el tiempo, se le vuelan las hojas, las palabras, el sentido.
Me pareció horroroso y quise despertar, angustiado. Pero ¿por que me angustié? Quizá fue la muerte, ¿que muerte? ¿la del protagonista o la mía?.
Él fue el paradigma de una verdad, de una certeza, de lo que ocurre con el olvido.
Ahora escucho una música y pienso en eso ¿que va a pasar cuando la banda deje de toca?¿donde queda el lenguaje?. Qué hago con esa nadería que me habita, que me toma.
Sentado, ahí en esa butaca, rodeado de extraños, imaginé una belleza. Pero, qué puede tener de lindo una muerte, un deterioro, el olvido de las cosas, de la gente, del mundo, de mi mismo. ¿Puedo olvidarme de mí?.
Y la Nada me invadió, hizo conmigo lo que quiso, me angustió y me habló desde el escenario.

En ese momento todo adquirió sentido para mi. Fue una experiencia de muerte lo que me angustió y lo que me dio esa idea de belleza infinita, esa idea de ser el sujeto que seré.