Toda tu historia. Toda la
historia. Qué es historia. Podemos decir que, según Lacan, no hablamos del
pasado de un sujeto; sino de ese mismo pasado pero historizado y puesto en lo más trivial que puede tener un discurso.
Esto mismo es lo que le pasa a
los personajes de esta trama, y se incluye la palabra “toda” en el titulo
porque justamente juega con la posibilidad del Todo.
Pero, ¿Que es todo? Aquello que
no tiene fisura, aquello que no comete errores ni se equivoca, aquello que no
tropieza y aquello que no permite el mal-entendido entre dos sujetos que se
relacionan. Sin embargo, esa fisura de la que hablamos tiende a empujarnos y
trata, constantemente, en hacer que algo del orden del deseo se entrometa en
esa perfección que se cree tener, en ese ideal al que se trata de llegar.
Es el caso de este drama, si
puede llamarse así, que nos convoca. Es una historia inventada, creada en el
marco de un programa de televisión llamado “Black mirror” y cuenta la historia
de una pareja que vive una vida plena y sin grandes problemas hasta que uno de
los sujetos (el hombre) comienza a sospechar que su mujer le está siendo infiel
con un amigo de otro tiempo pasado.
Hasta acá, una historia sin
demasiado sobresalto para el espectador. Pero el detalle interesante es que
viven en una realidad “futura” donde se ha desarrollado un dispositivo
electrónico que está implantado en el cerebro de todos los habitantes y que
permite revisar la memoria y volver a recrear absolutamente todo lo que un
sujeto vio, oyó y experimentó desde el día en que nació.
Esto le permite a todos los
sujetos poder recurrir a esta herramienta cuando, por esas cosas de la vida, la
memoria ya no retiene algún dato, algún nombre propio, alguna fecha o alguna
situación en la que quiso decir algo y termino diciendo otra cosa.
Es decir, este dispositivo
evitaría un fallido, un olvido y un mal-entendido.
El guión plantea una realidad
imposible y esto queda claro al final de nuestra historia, cuando uno de los
protagonistas descubre que realmente su mujer le había sido infiel y ya no
soporta que todos esos datos y recuerdos estén, constantemente, presentes. Por
lo que decide arrancar con su fuerza este dispositivo de su cabeza.
Ahora bien, podríamos
preguntarnos: ¿Nuestro sujeto llega a tales extremos por no soportar la
angustia que se había desencadenado? Podemos aseverar que sí, pero lo
interesante es que la angustia es, no solamente, por el hecho de haber
terminado su relación amorosa sino por el hecho de que es una realidad donde ya
no se permite que los fallidos ocurran, no hay olvidos.
La condición del ser-hablante
implica justamente esto, poder fracasar en lo que uno dice y en lo que dicho
sujeto piensa que hizo o dijo en una determinada situación. Acá no hay lugar y
la angustia lo avasalla.
También podemos pensar que el
dispositivo termina fracasando ya que el sujeto no soporta la angustia que
aparece. Angustia que, como sabemos, solo es posible si hay algún vacío; algún
agujero que se genere por las huellas que deja la propia represión.
Concluye solo, angustiado y
realizando un pasaje al acto que demuestra cómo es tomado o colmado por el
goce: se clava un cuchillo y se arranca lo que lo está matando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario